jueves, 23 de agosto de 2007

No perdamos nuestra mirada de la meta, que es ser lo más humanamente parecido a Jesucristo

Buenos días hermanos y amigos, que la benignidad, amor y paz de nuestro Señor Jesucristo abunden en vuestros corazones.



"Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" Hechos 4: 12



Muchas veces nos empeñamos en imitar a una persona porque deseamos ser como ellos, pero al ir conociendo a esas personas empezamos a notar defectos los cuales muchas veces nos hacen recapacitar, sepan hermanos que no debemos poner nuestra mirada en nadie, porque nos ocasionará esto que dejemos la meta; pero si enfocamos nuestra mirada en imitar a Jesucristo el hijo de Dios, nunca desmayaremos porque él no tiene defectos, él fue el único ser humano limpio y sin manchas que jamás haya existido sobre la faz de la tierra.



En muchas ocasiones vemos personas que se unen a una congregación, pasan un tiempo (puede ser días, meses e inclusive años) y posterior a ello un buen día vuelven al mundo perdiendo para sí la salvación que Jesucristo les había dado, sepan hermanos que en una gran parte de los casos esto sucede precisamente por lo antes señalado ya que he visto a muchos que ponen su mirada en el pastor, en un hermano, una hermana, etc; es decir en cualquier cosa menos en Jesús que es como menciona el versículo arriba escrito (Hechos 4:12) el único nombre en el que hay salvación.



Por tanto hermanos les invito a realizar un análisis profundo y evaluarnos si realmente estamos enfocados en el hijo del hombre, porque de no ser así debemos cambiar nuestro enfoque mediante oración y ayuno, porque sino corremos el riesgo de tropezar, caer y ser incapaces de levantarnos. No permitamos que el enemigo tome lugar y mucho menos ser nosotros un tropiezo para los actuales y futuros hermanos a través de un mal testimonio.



"Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" 2 Corintios 12: 10



Cuando tenemos nuestra mirada fija en el hijo del hombre, cualquier tropiezo, prueba o debilidad que tengamos, es una forma de Dios fortalecernos y hacernos crecer en nuestra fe.



Todo lo puedo en Cristo que me fortalece



Que Dios les bendiga y guarde siempre...

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